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¿Negociar el petróleo de Malvinas?

  • lunes, 5 de marzo de 2012
  • EnergíaDelSur
La diplomacia de ambas partes debe encontrar resquicio para un diálogo cooperativo. La actividad petrolera promovida por las licencias otorgadas en las islas, que hicieron escalar el conflicto, puede transformarse en la punta del ovillo.

Nunca habrá mesa de negociación con los ingleses si el tema excluyente es la soberanía de las islas.

Bajo el paraguas de la soberanía, la diplomacia de ambas partes debe encontrar algún resquicio para iniciar un diálogo cooperativo.

La actividad petrolera promovida por las licencias otorgadas en las islas, una acción unilateral que escaló el conflicto, puede transformarse en la punta del ovillo para retomar el diálogo.

Cuando las plataformas petroleras exploratorias empezaron a perforar para descubrir petróleo en aguas jurisdiccionales de Malvinas que reclamamos como propias, con Daniel Kerner, del Eurasia Group, publicamos una nota de opinión conjunta en el diario inglés The Guardian (4/04/10), que luego resumió Clarín en su columna “Cómo nos ven” (6-04-10). Allí justificamos la necesidad argentina de dificultar las tareas de exploración y explotación de petróleo (y/o gas natural) en las aguas jurisdiccionales en conflicto; así como la postura oficial de establecer la opción “o con nosotros, o con ellos” para las compañías que operaran en las islas.

Pero dando por descartada cualquier acción bélica, avalamos el endurecimiento de la posición argentina en el objetivo de sentar a las dos partes en conflicto a iniciar una ronda de negociaciones. Bajo el paraguas de la soberanía, las negociaciones debían orientarse a la discusión de la renta del petróleo que puede extraerse de la zona en conflicto. La dificultad logística que impone la restricción argentina afecta los costos y disminuye la renta (diferencia entre precios y costos) por barril explotado.

Si los británicos accedían a discutir la distribución de la renta de la explotación en las aguas en conflicto, Argentina podría poner sobre la mesa de negociación la flexibilización del uso logístico y, con ello, la reducción de costos de explotación y el consiguiente aumento de la renta a repartir. Ambos ganan, y los propios habitantes de las islas podrían interesarse en este enfoque cooperativo, sobre todo cuando las perspectivas de explotación comercial de las reservas hasta ahora descubiertas no son promisorias. La propuesta cobra nueva vigencia.

Convengamos que si en las aguas adyacentes a Malvinas hay grandes cantidades de petróleo, el reclamo para recuperar la soberanía se complica. Después de la guerra, Inglaterra y los habitantes de las islas tuvieron como objetivo estratégico cuasi obsesivo la búsqueda de un flujo de ingresos que asegurara a perpetuidad la viabilidad económica y financiera del archipiélago, todavía dependiente del presupuesto británico para los gastos de defensa.

En el 2011, el producto bruto isleño, de alrededor de 200 millones de dólares, asegura a cada uno de los 3142 moradores uno de los mayores ingresos per cápita del mundo. Los ingresos por derechos de pesca representan la mitad del producto. Si llegara a desarrollarse la explotación petrolera, el producto de las islas se vería incrementado, pero también los ingresos fiscales, por la participación en la renta que las licencias aseguran a las arcas públicas (government take).

En una publicación especializada de noviembre del 2009, Desire Petroleum, uno de los licenciatarios que explora en aguas de Malvinas, evaluaba que un descubrimiento de 50 millones de barriles en la zona podía explotarse con un precio de petróleo de 56 dólares por barril. Si el volumen de las reservas descubiertas alcanzaba los 400 millones de barriles, bastaba un precio de 46 dólares. Hoy, con un barril de 100 dólares y algunos supuestos sobre costos y datos provisorios de reservas, es posible calcular una renta de alrededor de 50 dólares por barril y una participación para las arcas isleñas de alrededor de 20 dólares.

Con una modesta explotación comercial de unos 5 millones de barriles promedio año (13.700 barriles día), el presupuesto isleño recibiría un aporte adicional de unos 100 millones de dólares. Las islas podrían empezar a costear su defensa y el Reino Unido a traducir el principio de autodeterminación de los habitantes en soberanía. Otro estado “libre- asociado” para exorcizar el estigma colonialista.

¿Por qué entonces negociar renta de la potencial explotación con la Argentina? Porque si la Argentina destraba las restricciones logísticas que ha impuesto (y que hoy cuentan con solidaridad regional) y facilita infraestructura para la explotación y comercialización, bajan los costos y aumenta la renta a distribuir. Ese plus de renta, que puede volverse clave si el petróleo baja de precio, amerita abrir una instancia negociadora con beneficios mutuos. Es como si alguien construyese una casa en nuestro lote, y acordamos repartir el alquiler, mientras hacemos valer nuestro derecho para recuperar la propiedad.


     Por Daniel Montamat – Ex Presidente de YPF y Ex Secretario de Energía fuente: ww.clarin.com

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