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Yacimiento Loma de la Lata, ¿un gigante en extinción?

  • lunes, 21 de septiembre de 2009
  • EnergíaDelSur

Es el bloque gasífero que identifica a la Cuenca Neuquina y que concentra las mayores reservas en el país.

Su descubrimiento en 1977 cambió para siempre la matriz energética argentina que, a partir de ese momento, privilegió al gas para el desarrollo de la industria nacional.

Sin embargo, su producción y reservas vienen en fuerte caída, sobre todo desde 2004 a la fecha, y para algunos, su comportamiento está marcando un declive que lleva inexorablemente al agotamiento del recurso en alrededor de 7 años.

¿Es posible invertir esta tendencia? ¿El descenso se debe a la falta de una política activa de inversiones en exploración y nuevas tecnologías por parte de la firma operadora?

¿O es una consecuencia lógica más de una política estatal a nivel nacional que no brinda incentivos a la exploración y al desarrollo hidrocarburífero?

Duros comienzos

La historia del yacimiento gasífero por excelencia de la Argentina comenzó signada por el esfuerzo y la intrepidez de quienes estaban seguros de su potencialidad. En principio, unos pocos, como habitualmente sucede en los inicios de un proyecto hidrocarburífero. Porque, aunque durante la década de 1970 el hallazgo por YPF de Loma de la Lata y el tendido siguiente de gasoductos troncales hacia el litoral fueron las piedras basales del crecimiento de la Cuenca Neuquina, nada fue sencillo antes del descubrimiento.

La realidad es que, en un principio el área, del actual yacimiento Loma de la Lata, ubicada en el sector geológico que se define como el centro de la cuenca, fue subvaluada y catalogada por algunos especialistas como de bajo potencial. Fue una opinión compartida por geólogos de YPF y de importantes empresas multinacionales en aquella época. A pesar de eso, YPF y Esso se decidieron a perforar varios pozos, sin obtener resultados positivos pero que, sin embargo, se acercaron bastante al sector donde posteriormente se concretaría el hallazgo.

Como en cualquier gran descubrimiento hidrocarburífero, un cóctel de creatividad, imaginación, trabajo y suerte fue necesario para descubrir a este gigante que hoy parece dormido. Pero, en realidad, el ranking de pozos aprobados para perforar durante 1977 dejaba al área Loma de la Lata en una de las posiciones de retaguardia... algo que cambiaría muy rápidamente.

Por finm el descubrimiento

En los inicios de la campaña que culminó en éxito, existía un pozo perforado sobre la finalización de la estructura, que tenía como objetivo la formación Sierras Blancas, y se caracterizaba por su baja porosidad y permeabilidad. A unos 40 kilómetros de distancia, pendiente abajo, existía otra perforación, que había arrojado parámetros más interesantes para los geólogos. En consecuencia, se entendió que la mejor medida era perforar un pozo en posición intermedia entre estos dos puntos mencionados.

Según algunos testimonios de la época, la suerte a la que se hace mención entre los ingredientes que facilitaron el descubrimiento de Loma de la Lata tiene que ver, por un lado, con el tamaño del yacimiento y, por otro, porque un operador a cargo de la toma de registros fue quien logró advertir en el momento exacto un comportamiento inusual en los perfiles del pozo, una alarma que posteriormente derivó en el descubrimiento. Allí se inició la historia del bloque gasífero que cambió la matriz energética argentina.

Los resultados de esa perforación intermedia fueron más que exitosos: pudo comprobarse en ese primer momento que Loma de la Lata contaba con más de 300.000 millones de metros cúbicos de reservas recuperables. No solamente se había descubierto el reservorio gasífero por entonces más importante de Sudamérica, sino que, además, la Argentina cambiaría, a partir de ese momento, su relación con el gas como recurso energético.

La mitad de las reservas de gas

Ubicado sobre el margen norte de los lagos que conforman el complejo Cerros Colorados, a 95 kilómetros de Neuquén Capital y de Cutral-Có - Plaza Huincul, Loma de la Lata nacía así con la perforación del pozo LLL-1 y el hallazgo de gas, en 1977, a 3.300 metros de profundidad. Se detectó gas y condensado a elevada presión (330 kg/cm2).

Posteriormente se comprobó que el área productiva contaba con una superficie de 37.000 hectáreas y que las reservas podían estimarse en 320.000 millones de m3 de gas y 60 millones de m3 de condensado, un petróleo liviano y de características cristalinas. Con estos números ya más concretos, Loma de la Lata pasaba a tener la mitad de las reservas gasíferas argentinas.

Desde entonces se encaró una política tendiente a incrementar el consumo de gas en la industria nacional, disminuyendo paulatinamente la incidencia de los hidrocarburos líquidos. La construcción del Gasoducto Centro-Oeste en 1982, que abastece desde Loma de la Lata a las provincias de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, San Juan y el sur de Santa Fe, es un ejemplo claro de ello, junto a otras plantas de tratamiento construidas por YPF y el desarrollo del Gasoducto Neuba II, habilitado en 1988.

El paso siguiente, los grandes gasoductos

El Gasoducto Centro-Oeste fue una verdadera megaobra, que incluyó el tendido de una red de 1.600 kilómetros de extensión, plantas compresoras intermedias y una planta criogénica preparada para procesar 6 millones de m3 de gas por día. En ese momento, se perforaron alrededor de 30 pozos, se edificaron cinco estaciones de separación y plantas de tratamiento de gas para analizar y apoyar la infraestructura desarrollada.

Neuba II, en tanto, contó con un tendido de 1.300 kilómetros desde Loma de la Lata hasta Bahía Blanca, incluyendo la perforación de más de 25 pozos, el desarrollo de más de 100.000 metros de cañerías, estaciones de separación, plantas de tratamiento e instalaciones administrativas, de mantenimiento y para el personal. La mayor parte de estas obras se desarrollaron con recursos aportados directamente por la entonces YPF.

Auge y caída de la producción

La evolución del bloque en cuanto a niveles productivos fue importante y sostenida desde los primeros años y hasta 2004. Sin embargo, de allí en adelante, el descenso ha sido muy pronunciado. Por ejemplo, en 1990 el yacimiento alcanzó una producción de 24,5 millones de m3/día de gas, mientras que en el año 2000, según datos de la Secretaría de Energía de la Nación y el IAPG, la producción se ubicó en los 30 millones de m3/día.

En 2004, y luego de los máximos históricos registrados en 2002/2003, el número oficial se situó alrededor de los 36 millones de m3/día, mientras que en 2008 descendió a los 25 millones. Cabe destacar aquí que, en 1999, Loma de la Lata cambió de manos: de YPF S.A. a Repsol. Ese año, Repsol compró el total de las acciones de YPF, tanto las que estaban en manos del Estado nacional, como las que -por la conformación anterior de la Sociedad Anónima- pertenecían a las 10 provincias productoras de hidrocarburos.

El yacimiento Loma de la Lata era considerado la "joya de la corona" en el Plan Estratégico 2000, implementado por José Estenssoro hasta su trágica muerte en 1995; fuera de las áreas marginales cedidas en licitaciones y de las áreas centrales donde se implementaron asociaciones con empresas privadas.

Los distintos operadores y la Secretaría de Energía pronostican un promedio anual de producción de algo más de 15 millones de m3/día para 2009, un índice que descendería a los 12 millones de m3/día en 2010. Como es fácil advertir, la curva es fuertemente descendente y realmente preocupante, especialmente si tenemos en cuenta la importancia del yacimiento dentro de la Cuenca Neuquina y su incidencia en la matriz energética argentina.

Estimaciones proyectadas y su producción real

Hay otros datos que llaman poderosamente la atención y que permiten preguntarse si la extensión de los contratos de concesión es la solución para obtener un mayor compromiso exploratorio de las empresas operadoras. Por ejemplo, los números estimativos de producción presentados por YPF (por entonces Repsol YPF), antes de la prórroga del contrato de Loma de la Lata en 2000, fueron notoriamente diferentes a los que posteriormente se registraron.

¿Esto permitiría comprobar que el yacimiento fue sobreexplotado o que no existe una política exploratoria sostenida a lo largo del tiempo? Seguramente pueden mencionarse distintos problemas coyunturales, políticos y económicos que propiciaron esta diferencia entre lo estimado y lo finalmente producido, pero lo cierto es que las cifras son contundentes: de acuerdo a las estimaciones presentadas por la firma operadora. Sobre 2008, la producción de Loma de la Lata rondaría los 44 millones de m3/día. Los datos de la Secretaría de Energía de la Nación y del IAPG indicaron que el año pasado la producción se ubicó en los 25 millones de m3/día de gas: una diferencia de 19 millones entre lo estimado y la producción real.

¿Declinación natural del yacimiento o ausencia de inversiones exploratorias?

Vale recordar que los números presentados por YPF se correspondían con la producción a lograr en base a la renovación del contrato. A la par, YPF presentó otras cifras que estimativamente se obtendrían, de no haberse concretado la prórroga de la concesión en 2000. De acuerdo a esos números, en 2008 se producirían 34 millones de m3/día.

Como se indicó, con la renovación concretada, la empresa estimaba obtener una producción de 44 millones de m3/día, cuando la realidad marcó una cifra notoriamente menor a ambas estimaciones de la operadora: 25 millones. La información analizada corresponde a un trabajo de Roberto Kozulj, de la Fundación Bariloche (www.fundacionbariloche.org.ar), basado en datos aportados oficialmente por YPF, la Secretaría de Energía de la Nación y el IAPG, y permite establecer otra incógnita:

¿Las fuertes diferencias entre las cifras estimadas por la empresa y la producción se deben a una declinación natural del yacimiento o marcan una real ausencia de inversiones exploratorias en Loma de la Lata?

Brusco descenso de los pozos exploratorios

Si la mirada se posa sobre la cantidad de pozos productivos concretados en Loma de la Lata con relación al total nacional, la realidad no cambia demasiado. Mientras entre octubre y diciembre de 2003 Loma de la Lata llegaba prácticamente al 100% de pozos productivos sobre el total perforado en el país (recordemos que en 2002/2003 el yacimiento llegó a su pico máximo de producción), ese porcentaje descendió al 13% en febrero de 2007, siempre con relación al número de pozos perforados por mes.

En una perspectiva más generalista y si se cotejan los datos correspondientes a los pozos exploratorios concretados a nivel nacional en todas las áreas hidrocarburíferas año tras año, de las cuales Loma de la Lata es una de las más importantes, los números son nuevamente muy claros: mientras en 1973, los pozos exploratorios constituían un 35% del total, esa cifra descendió al 13% en 1990, momento de la desregulación y privatización de YPF, y cayó hasta el 3% en 2004.

¿Cuál ha sido el comportamiento específico de YPF, operadora de Loma de la Lata, en ese contexto? Hacia 2005, la empresa perforaba un promedio de 14 pozos exploratorios por año, lo que constituía un 25% del total nacional. En solamente dos años, su participación descendió al 11%, con 5 pozos exploratorios en 2007. Una cifra que se mantendría durante 2008 y en lo que va de 2009.

A esta fuerte caída en el esfuerzo exploratorio de la empresa que opera Loma de la Lata se suma el descenso en su producción. Actualmente, YPF produce el 27% del gas a nivel nacional, cuando en la década de 1990 su participación llegaba al 35%. En petróleo, en tanto, concentra hoy el 35% de la producción argentina, cuando en la década signada por la desregulación y la privatización del sector llegaba a un 43% del total producido.

Un yacimiento maduro en el tobogán

¿A qué magnitud ha llegado la caída del yacimiento gasífero más importante de la Argentina? En 2003, Loma de la Lata llegó a su pico máximo de producción: 12.093 millones de metros cúbicos de gas durante ese año, de acuerdo a las cifras de la Secretaría de Energía. A partir de 2004, el descenso fue sostenido: un 2,6% de caída en la producción durante ese año; 11,7% en 2005; 12,4% en 2006; 8,6% en 2007… En resumen, entre 2004 y 2008, Loma de la Lata habría perdido el 60% de sus reservas de gas, siempre de acuerdo a los datos de la Secretaría de Energía.

¿Se trata de una realidad común a todos los yacimientos maduros? Hay un ejemplo contrario en cuanto a la explotación de petróleo: el bloque Anticlinal Grande-Cerro Dragón, operado por Pan American Energy (PAE), que entre 2004 y 2008 duplicó sus reservas e incrementó su producción en un 20%.

Se trata de la mayor reserva de crudo del país y, aunque las condiciones y el tipo de producción son diferentes y nunca sea adecuado comparar el comportamiento de dos yacimientos por las diferencias en sus realidades, el ejemplo sirve para ver que no resulta demasiado utópico pensar en el resurgimiento de un bloque maduro, si de por medio hay una fuerte política de inversiones, exploración de zonas de borde o áreas marginales y aplicación de nuevas tecnologías de recuperación secundaria y asistida.

Una matríz energética del gas

¿Se ha invertido lo suficiente en Loma de la Lata para poder aspirar a conseguir los mismos resultados? Hay hipótesis de distintos especialistas, como es el caso del economista Nicolás Gadano, que sostienen que Argentina encaró, desde 1990, una política de fuerte impulso de la demanda de gas, sin que existiera una oferta real que pudiera hacer frente a este requerimiento.

De esta manera, se habilitaron importantes obras de infraestructura, como nuevas petroquímicas, generadoras térmicas, gasoductos o plantas de fertilizantes, sin que existiera la producción gasífera suficiente para poner en marcha toda esa nueva estructura y atender las necesidades de una industria en crecimiento.

Luego del descubrimiento de Loma de la Lata, se pensó que nuevos bloques similares en tamaño, condiciones y magnitud serían hallados a la brevedad y que la producción de estas nuevas áreas bastaría para hacer frente a la mayor demanda, sin considerar el carácter incierto que supone la exploración hidrocarburífera y los tiempos que supone poner en producción un nuevo yacimiento.

A la par, la desregulación del sector dejó exclusivamente en manos de las empresas privadas la política exploratoria, sin ningún tipo de regulación o contralor. Atendiendo a la lógica del sector empresarial y sin demasiados incentivos en cuanto a precios y política impositiva, en la mayoría de los casos las operadoras decidieron explotar los bloques concesionados y dedicar pocos esfuerzos a la exploración.

Loma de la Lata sería un ejemplo concreto de esta tesis y los números mencionados anteriormente, en cuanto a la evolución histórica de los pozos exploratorios desde 2000 a la actualidad, podrían tomarse como indicadores de peso para sostener su certeza o, como mínimo, para considerarla con suma seriedad.

Nuevas tecnologías y esperanzas

En esta realidad, incrementar el factor de recobro se ha transformado en el principal objetivo para Loma de la Lata, pensando que la frase del título de esta nota puede llegar a tener una vuelta de tuerca. Para ello, YPF ha iniciado el desarrollo de nuevas tecnologías de perforación en el bloque, con el propósito de dinamizar la producción en un área madura.

De esta forma, se ha comenzado a trabajar en tecnologías y herramientas como Stage Frac, MP4, Divertamax, Surgi Frac, Lavado con N - Flow, Fracturas con CO2, Radial Tech y Perfilaje Asistido, entre otras, dentro del denominado "límite técnico". Además de perseguir el incremento de la producción, estas tecnologías buscan obtener una reducción en el tiempo de operación. Todos estos nuevos proyectos de innovación y desarrollo tecnológico se acoplan en el llamado Plan Integral de Desarrollo de Activos (PLADA), iniciado por YPF en 2007. El PLADA tiene como objetivo básico mejorar el factor de recobro de los campos en desarrollo y la gestión y operación de campos y cuencas maduras a cargo de la firma.

Se contempla en total una inversión de 4.600 millones de dólares hasta fines de este año. Las nuevas tecnologías intentan adaptarse a las actuales condiciones del yacimiento, dado su carácter de área madura. Por ejemplo, en las zonas en las cuales se concentra la mayor producción, la presión que podía detectarse originalmente en 1977 se ubicaba en los 320 kg/cm2, un número que actualmente ha descendido hasta los 110 kg/cm2.

Incrementar la producción en áreas de poco drenaje

Teniendo en cuenta estas características y otros factores típicos de un área con más de 30 años de producción, y que se ubica actualmente en menos del 50% de su pico máximo productivo (2002/2003), el proceso de desarrollo del bloque se derivó hacia objetivos de perforación de nuevos pozos en locaciones ubicadas en los bordes del yacimiento, algo que requiere un tratamiento específico y diferente al convencional.

Sin embargo, para muchos especialistas esto no significa la muerte definitiva del gigante. El desafío está ahora en continuar su desarrollo e incrementar la producción en sectores con poco drenaje, sobre los cuales YPF dice haber orientado sus últimas campañas de perforación.

Si se han registrado algunos mínimos indicios de recuperación en la producción de Loma de la Lata durante los últimos meses, se debe a las nuevas tecnologías aplicadas y las técnicas de estimulación, aunque lógicamente los valores se encuentran aún fuertemente alejados de los máximos históricos obtenidos sobre principios del siglo XXI.

De acuerdo a opiniones vertidas por algunos técnicos de YPF en congresos y eventos del sector, una de las especialidades que mejor ha funcionado últimamente en Loma de la Lata es la optimización de fracturas, como técnica para resolver los problemas que suscita la perforación de pozos en las zonas de borde del bloque.

Los desafíos futuros

Uno de los desafíos a futuro es el tratamiento de arenas de menor espesor, con propiedades petrofísicas de menor calidad en la formación o relación directa agua-gas, con una mayor cercanía al área productiva. El éxito de estos proyectos depende, principalmente, de la información analizada sobre las propiedades petrofísicas de la formación y de cómo se aplica la misma a los diseños de las fracturas en los pozos ubicados en las zonas de borde.

Al mismo tiempo, parece muy importante la optimización de la información geológica y geofísica recopilada, junto a la realización de nuevos estudios, para seleccionar adecuadamente las áreas a intervenir. Esto permite aprovechar óptimamente tiempo y recursos en zonas que de por sí requieren de mayores inversiones y períodos más extensos de desarrollo con relación a las campañas convencionales.

La integración de herramientas y la estimulación hidráulica son dos puntos que muchos especialistas han remarcado como vitales para intentar "resucitar" al megayacimiento. Sucede que las técnicas empleadas o que pueden emplearse son conocidas en la industria, pero la innovación se encuentra en los procesos de interacción entre estas distintas metodologías y herramientas, en una sinergia que logre arribar a resultados más óptimos en un menor plazo de tiempo.

Además, YPF tiene como objetivo aplicar en Loma de la Lata ocho tipos distintos de procesos de estimulación hidráulica, junto a tres técnicas diferentes de optimización de la producción gasífera. Algunas de estas tecnologías ya han comenzado a aplicarse en el yacimiento, aunque la firma no ha dado precisiones sobre los resultados obtenidos ni ha participado con declaraciones oficiales en este informe especial.

Revertir la tendencia declinante

Otras esperanzas para intentar cambiar el sombrío presente de Loma de la Lata se encuentran cifradas en el reciente acuerdo que permitió un aumento en el precio del gas a nivel nacional, junto al desarrollo del programa Gas Plus y la renovación de concesiones firmadas entre YPF y la provincia de Neuquén, que podrían llevar a la firma operadora a destinar una mayor inversión al desarrollo de nuevas tecnologías y a ampliar la exploración dentro del yacimiento y en toda la Cuenca Neuquina.

Con las reservas de gas cayendo a la mitad en todo el país en los últimos cuatro años, el tight gas también asoma como otra posibilidad para intentar recuperar terreno. De acuerdo a distintos especialistas, en Loma de la Lata podrían hallarse reservorios de gas de arenas compactas a grandes profundidades, pero se trata de desarrollos que llevarían varios años hasta poder ver sus frutos.

De cualquier manera, el incremento en la producción y en las inversiones resulta vital para reactivar la actividad, no solamente en Loma de la Lata sino en toda la Cuenca Neuquina. Porque, aunque desde el gobierno provincial se indique que existen compromisos de inversiones de las distintas empresas por 6.440 millones de dólares luego del proceso de renegociación de concesiones, los números por el momento no permiten ser tan optimistas.

Es que la actividad en la cuenca marca una caída del 20% en inversiones en petróleo y entre un 40 y un 60% en las inversiones en gas en lo que va de 2009. Según las estadísticas, entre 1999 y 2009, las reservas comprobadas en Neuquén han caído un 61% en petróleo y un 60% en gas. En consecuencia, a este ritmo existiría gas en la provincia solamente para los próximos 7 años.

Para detener este descenso, que parece afectar a las raíces mismas de la supervivencia de la cuenca y de todo un andamiaje económico supeditado a la actividad hidrocarburífera, la única salida es la exploración y el desarrollo de nuevas tecnologías. Porque si Loma de la Lata sigue dormida y finalmente se extingue, puede llevarse consigo a la economía de una provincia que aún no imagina un futuro sin gas ni petróleo.

El enfoque intrépido de la explotación

Lógicamente y más allá de las obras de infraestructura, el conocimiento sobre la geología del yacimiento Loma de la Lata se fue profundizando con el tiempo. Pero lo que posibilitó este importante descubrimiento fue el enfoque positivo e intrépido de la exploración, algo que hoy parece brillar por su ausencia y que, precisamente, resulta vital e imprescindible para que este gigante dormido despierte de su letargo. fuente: www.petrolnews.net
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