Durante los últimos días se ha endurecido la postura por parte del Gobierno contra las petroleras, en relación al fuerte incremento de las importaciones de energía y el bajón en la producción durante el pasado año.
"En una economía en donde escasean los dólares, lo que pueda pasar con la balanza comercial de energía es un dato que no se puede perder de vista, ya que por allí se han perdido una importante cantidad de divisas en 2011", destacaron desde la consultora Abeceb.
Para este año las perspectivas del sector tampoco son muy alentadoras, si tenemos en cuenta que las importaciones de los tres principales rubros energéticos se expandirían entre un 30% y un 40%.
De acuerdo a las estimaciones propias, en 2012 se necesitarán cerca de u$s5.200 M para el gasoil considerando que, pese al crecimiento de la producción, no se llegará a cubrir la demanda local.
También unos u$s3.700 M para GNL en barco (Bahía Blanca y Escobar), y otros u$s900 M por las importaciones desde Bolivia (ampliación de 7.5 a 11.5 millones de BTU diarios y a un mayor precio), lo que daría un total de al menos u$s9.800 M.
Esta cifra implicaría un incremento de hasta el 40% de las importaciones.
"Es decir, sólo por la mayores compras en estos rubros se precisarán los mismos dólares que prácticamente todo el saldo comercial del año 2011, cuando el superávit llegó a los u$s10.347 millones", destacaron desde Abeceb.
Con respecto a los números globales, desde la consultora concluyeron que "los números son más llamativos aún si observamos lo que puede pasar con la balanza externa en 2012. La menor dinámica en el comportamiento de las exportaciones, fundamentalmente a raíz de la crisis que afecta a Europa y a Estados Unidos, provocará una nueva caída del saldo, que se ubicaría cerca de los u$s8.000 millones".
De esta manera, los dólares para comprar gasoil, GNL en barco y gas desde Bolivia representarían en 2012 1,5 veces el saldo a favor esperable en materia de comercio exterior.
Radiografía de la producción
La producción de petróleo crudo y gas natural han presentado una tendencia declinante durante la última década, exacerbada el último año debido a los conflictos gremiales.En el caso del petróleo, la caída acumuló un 32% desde el pico histórico de 1998 hasta 2011, mermando los saldos exportables a la quinta parte e impactando negativamente en la producción doméstica de combustibles derivados. De hecho la utilización de la capacidad instalada de la refinación estuvo en un 83% en 2011, nivel similar al del año 2002.
El gas, por su parte, cayó un 11% desde 2004, lo que ha devenido en la necesidad de recurrir a importaciones a mayor costo para cubrir los picos estacionales.
En consecuencia, el saldo comercial energético -incluyendo los derivados- se revirtió después de más de dos décadas, pasando de un superávit de u$s5.800 M en 2006 a un déficit de U$S 3.000 M en 2011.
Todo ello dentro de un contexto de retracción de las reservas de petróleo liviano (el de mayor capacidad de refinación interna) y de gas natural.
En la Cuenca Neuquina, las reservas de petróleo cayeron un 35% a lo largo de la década pasando de 9 a 6 años. En el caso del gas, la situación es más crítica: las reservas se redujeron un 54% en 10 años y el horizonte de producción a menos de la mitad, quedando disponibles actualmente sólo 8 años de reservas probadas. La situación se agrava en la cuenca Neuquina, de donde se obtiene el 54% del gas (de 15 a 6 años).