Existe una enorme distancia entre los principios éticos y las prácticas concretas de algunas petroleras. Por ello, sería oportuno que el nuevo directorio de YPF definiera el objetivo de construir una empresa nacional con perfil propio
Existe una enorme distancia entre los principios éticos y las prácticas concretas de algunas petroleras. Por ello, sería oportuno que el nuevo directorio de YPF definiera el objetivo de construir una empresa nacional con perfil propio.
Una de las tantas discusiones que habilitó la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF fue la preocupación que algunos sectores plantearon respecto de la posible injerencia de “la política” en el futuro de la compañía petrolera. Así, por ejemplo, en una nota aparecida en el diario de Estados Unidos El Político, el 15 de mayo de 2012, se afirmaba que la designación de Miguel Galuccio como gerente general de la empresa era una medida insuficiente, puesto que si bien era una señal favorable para los mercados, la cercanía ideológica entre Argentina y Venezuela hacía temer por una politización similar a Pdvsa, la petrolera venezolana. Un argumento más ambicioso que la apelación a la antipolítica es la presentación de una empresa exitosa como modelo a imitar.
Aquí entendemos por modelo a aquello que se toma como referencia privilegiada para tratar de reproducir algo igual o similar. Tal es el caso de la compañía noruega Statoil, mentada como un ejemplo de empresa moderna, eficiente y éticamente irreprochable. Así, en un artículo aparecido en Infobae, el 21 de mayo, Gabriel Salvia manifestaba su extrañeza de que el Gobierno analizara tomar como modelo de YPF a Statoil ya que “un detalle no menor es que Statoil está firmemente en contra de la corrupción”.
Más adelante, ese analista continuaba diciendo que esto se reflejaba en el hecho de que Statoil “lanzara un programa de aprendizaje online de anticorrupción, obligatorio para todos los empleados”. Un listado de los tópicos estudiados incluían cuestiones como la realización de ejercicios interactivos en donde los empleados se entrenaban en el análisis de sobornos, fraude a la empresa, acoso laboral, confidencialidad y conflicto de intereses.
Este perfil de eficiencia y compromiso ético ha seducido también a sectores ligados al gobierno nacional. Por ejemplo, el gobernador neuquino Jorge Sapag manifestó recientemente que “Statoil es el modelo a imitar en el desarrollo en el mediano y largo plazo de la empresa de hidrocarburos neuquina” Gas y Petróleo del Neuquén.