
A diferencia de las turbinas, que demandan mayor tiempo de arranque, las plantas eléctricas que funcionan con motores alcanzan el máximo de potencia en sólo cinco minutos desde su arranque. Están habilitados, además, para quemar distintos combustibles –como gas, gasoil, fuel oil, biocombustibles y aceites vegetales-, con escasa pérdida de rendimiento. “Las centrales Wärtsilä pueden cambiar de combustible en forma inmediata, sin necesidad de detener la generación de energía”, indicó el directivo, ante un auditorio de empresas eléctricas y consultores. Fernández destacó que los motores se adaptan con mayor facilidad a los requerimientos de los parques eléctricos latinoamericanos que, a raíz del fuerte crecimiento de la demanda de energía registrada en los últimos años, exigen una mayor flexibilidad de respuesta. “El creciente consumo de energía obliga a poner en marcha centrales en poco tiempo, con diferentes combustibles. La plataforma SPG, caracterizada por ofrecer versatilidad al generador, está pensada para este tipo de escenarios”, indicó Fernández.