La Provincia ya toma nota del modelo noruego, en la búsqueda de capturar una mayor renta petrolera. En su discurso de apertura de sesiones, Sapag anunció la creación de un fondo de pensiones financiado de la producción hidrocarburífera, un sistema similar, aunque de menor escala, al que implementa desde hace 20 años el Estado europeo.
Los 12 mil kilómetros de distancia que separan Noruega de Argentina no son impedimento para que el gobierno provincial haya puesto la mira en el modelo de manejo de los hidrocarburos que tiene el país nórdico. El gobernador Jorge Sapag utilizó como ejemplo a la empresa mixta de capitales mayoritarios estatales, Statoil, en su discurso de apertura de sesiones. De hecho, dijo que Neuquén tomará como modelo la joya del Estado noruego, el fondo de pensiones, en busca de corregir los desequilibrios de la caja previsional del ISSN.
Aunque el modelo noruego y el neuquino van por caminos separados, la Provincia ya analiza cómo capturar una mayor renta petrolera. En ese sentido va el surgimiento de la estatal Gas y Petróleo, entre otras medidas que el Gobierno estudia con prudencia, en un escenario nacional turbulento que incluye amagues de estatizaciones y pujas políticas. La historia reciente de Noruega y la creación de la empresa Statoil se presentan entonces como un norte, lejano pero certero, para derrumbar la máxima neoliberal de que el estado no debe intervenir en la economía.
Refundación
“No muchas naciones reciben un regalo así”, dice un documento de la Embajada noruega en Argentina al que accedió E&E sobre la política petrolera del país. En 1969 el Estado escandinavo descubrió el gigantesco yacimiento petrolero Ekofisk, en el Mar del Norte. Antes, la marginal experiencia hidrocarburífera estaba en manos de las “siete hermanas”, BP, Chevron, Esso, Gulf, Mobil, Shell y Texaco. El hallazgo disparó el debate sobre cómo administrar la renta petrolera, que se agregó al presupuesto nacional por primera vez en 1971.
La respuesta surgió un año más tarde, cuando el gobierno fundó Statoil, la empresa que fue pionera en el desarrollo hidrocarburífero del país. Su puesta en marcha fue fundamental sobre todo para la exploración petrolera, más compleja que la local ya que los yacimientos noruegos son offshore. En la década del '80, la firma pasó a ser integrada, sumando a la explotación la comercialización a través de una vasta red de estaciones de servicio. En los '90, la explotación de hidrocarburos ya se había convertido en el principal ingreso de Noruega. En el 2001, el Estado dejó en manos de privadas parte de la compañía, aunque aún conserva alrededor del 65% de las acciones. Más tarde, en esa década, se fundió con otra firma estatal focalizada en el gas, Hydro.
Por estos días, Statoil es la segunda empresa productora de petróleo más grande del mundo. Opera en 36 países y emplea a unas 20 mil personas.
La maldición
Desde los primeros días surgió el gran debate sobre qué hacer con la renta y cómo evitar el “mal holandés”, generado por el gran incremento de los ingresos en un corto plazo.
Un estudio de la Universidad de Stanford titulado “El campeón del desarrollo noruego: Statoil y las políticas del estado-empresario”, señala que la principal virtud de Noruega para evitar el mal de la renta fue haber apuntado más al control de los sector petrolero que a la maximización de la ganancia.
“Noruega comenzó la era del petróleo como un país con poco menos de 4 de millones de habitantes, con instituciones que funcionaban bien, condiciones económicas favorables y muy bajo desempleo. Como resultado, el país se preocupó más de las posibles ramificaciones negativas de la renta del petróleo que sobre cualquier ventaja que pudiera obtener sobre ella”, señala el estudio, realizado por los especialistas en energía Mark Thurber y Benedict Tangen Istad.
El fondo petrolero
La consecuencia más material de esta preocupación por evitar el mal holandés fue la creación del Fondo de Pensión Estatal, más conocido como Fondo Petrolero, el segundo más grande en su tipo del mundo. Constituido por las ganancias de la explotación de hidrocarburos (tanto de las provenientes de Statoil como de las capturadas vía a impuestos a las empresas privadas que operan en su territorio), funciona a modo de salvavidas de la economía noruega, con algunas similitudes al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que tiene la Anses en Argentina.
Sus ganancias anuales pueden volcarse directamente al Tesoro Nacional en caso de ser necesario. El Estado tiene allí una herramienta para alivianar, por ejemplo, los efectos de las crisis financieras o los cambios en el precio del barril del petróleo. Aquí radica la principal diferencia con el FGS: no está destinado exclusivamente a sostener el sistema previsional, sino que funciona a modo de fondo anticíclico.
Sí tiene similitudes con la Anses en cuanto a la entrega de créditos al sector productivo o bien, como indican desde la Embajada noruega, “al sostenimiento del Estado de bienestar” a través de aportes a la seguridad social o la Salud. El fondo recibió su primera capitalización en 1996, con un aporte de 107 millones de dólares. Más de 15 años después, posee activos por unos 400 mil millones de dólares, con ganancias de entre el 10 y el 15% en los últimos años. Es el segundo en su tipo más grande del mundo después del fondo de Qatar.
La tentación de caer en la “timba financiera” parece ser esquiva al fondo noruego, que encabeza todos los rankings de transparencia del mundo. Posee acciones en unas 8.000 empresas de todo el mundo, pero en todas su participación es minoritaria, de forma de reducir riesgos. Pero, además, el fondo tiene todo un capítulo ético que impide a sus administradores entrar en firmas que no cumplan determinados estándares de producción, protección al medio ambiente y empleo. Meses atrás, por ejemplo, el fondo petrolero se retiró de una de las empresas de Carlos Slim en México, cuyo principal ingreso provenía del tabaco.
El debate en Neuquén
A miles de kilómetros de Noruega, el tema ya se debate en la provincia. El diputado provincial por el MPN Luis Sapag aseguró que Statoil es un modelo para la provincia pero remarcó que es inaplicable a nivel nacional y local en estas condiciones. “Estamos admirados del éxito que tuvieron y lo mostramos como un ejemplo de que el Estado puede intervenir en el mercado sin que se caigan las inversiones”, señaló.Sapag explicó que Noruega se queda aproximadamente con el 75% de la renta petrolera, a través de Statoil y de fuertes impuestos en el sector. “El Estado asume incluso el riesgo de los privados, financiando inversiones que no recupera en caso de resultados negativos”, indicó.
“La empresa noruega se nos presenta como un ejemplo a la hora de preguntarnos cómo captar mayor renta petrolera. En Neuquén tenemos algunas políticas en ese sentido, como las concesiones, las regalías, el método de carry de Gas y Petróleo y la asociación directa para la explotación”, señaló el diputado, que incluso adelantó que están en estudio otras formas para mejorar las condiciones a partir del desarrollo de yacimientos no tradicionales, sin duda la gran apuesta de la provincia en el futuro.
En cuanto al fondo de pensiones, dijo que existe la voluntad de aplicar un modelo similar para corregir los defasajes naturales que posee la caja del ISSN. A medida que crece la cantidad de jubilados, sumado a la mayor tasa de supervivencia, la relación entre aportantes y beneficiarios tiende a desequilibrarse. “Es un proyecto, todavía no tenemos elaborada la ingeniería para aplicarlo”, afirmó.
La mención de Jorge Sapag al modelo de Statoil, sin embargo, no cosechó sólo elogios. Rápido de reflejos, el diputado de UNE-FPN, Raúl Dobrusín, salió a criticar la creación de una caja previsional al estilo del fondo noruego. “Es lo mismo que ya existió en la Argentina, que fueron las AFJP”, disparó. Aunque hizo la salvedad de que en “en Noruega hay una ley muy restrictiva sobre el uso de estos recursos, que no les permite que entren en la Bolsa, como hicieron estas empresas”.
Más allá de los fantasmas de las cajas privadas, el legislador se refirió a la empresa Statoil que, según él, tiene antecedentes de daños ambientales. “En la provincia de Alberta, Canadá, la empresa tiene pozos de extracción de petróleo no convencionales y en abril pasado los acusaron de criminalidad medioambiental por el mal uso del agua”, afirmó. “O el gobernador dio un mal ejemplo o no sabe qué es esta empresa”, expresó.
Cómoda plataforma con vista al mar
Statoil no sólo es noticia por sus utilidades. Días atrás publicó un curioso aviso en su página web mediante el cual ofrece en venta una de sus plataformas petroleras en desuso. Pionera del desarrollo offshore, la empresa busca ahora un destino para una de las instalaciones en el Mar del Norte, que en poco tiempo quedará improductiva.
“Se vende plataforma en buen estado. 20 cuartos, vista panóramica al mar, amplio espacio para helicóptero”, señala el curioso aviso. El precio es aún más llamativo que la oferta: una corona noruega, unos 20 centavos argentinos. Esto se debe a que el propietario deberá hacerse cargo de su reubicación
El folleto ilustrativo colgado en su página web señala con humor que la plataforma no dispone de estacionamiento. “Para llegar hay que tomar el barco, al oeste de Bergen, en dirección a alta mar”, bromea.
Con un diseño bastante moderno, ya que entró en funcionamiento en 2001, la plataforma Huldra podría interesar a otras empresas petroleras según Statoil, que no excluyó que pueda dársele otro uso.
El desmantelamiento de las instalaciones offshore es un dolor de cabeza para la industria petrolera, debido a la estricta reglamentación medioambiental que rodea estas operaciones.