Las promesas y ratificaciones de inversiones en los sectores petrolero y eléctrico que la presidenta Cristina Fernández y el ministro de Planificación, Julio De Vido recibieron de un grupo de empresas estadounidenses han puesto sobre el tapete la particular realidad que presenta el escenario energético local.
Si bien toda inversión es bienvenida y representa una señal positiva para la economía, las que anunciaron Exxon Mobil, Apache, Chevron y AES por unos US$ 1.000 millones reflejan las urgencias que enfrenta el sector energético, tras ocho años de administración kirchnerista que dejaron una marcada caída de las reservas y la producción de gas y petróleo y un sistema eléctrico que funciona al límite de su capacidad técnica.