El presidente de YPF, Miguel Galuccio, admitió este jueves 23 de agosto, en el Consejo de las Américas, lo que no era necesario admitir: que la producción de gas y petróleo cayó sin solución de continuidad en los últimos nueve años y que el país se ha convertido en ”neto importador de gas, fuel y gasolina”. Nadie esperaba que diera su diagnóstico de porqué la actividad había caído de la manera en que lo hizo y, en cambio, sí se esperaba que el ejecutivo presentara, en la oportunidad, el plan de la empresa para comenzar a recuperar la producción perdida en la última década. Pero no hubo diagnóstico ni plan: “lo de hoy es una presentación general”, dijo Galuccio, quien prometió que el Plan propiamente dicho será presentado el jueves 30 de agosto.
Lo que sí hizo el ejecutivo fue un llamado inusualmente emocional a los potenciales inversores que estaban en el lugar y a quienes recibirían igualmente el mensaje. “Créanme que, como líder de la empresa líder, yo voy a defender su inversión, créanme que podemos crecer haciendo dinero”, les dijo. Tal vez, los empresarios que lo escuchaban hubieran preferido oir algo asÍ como: “créanme que el Gobierno defenderá su inversión”.
Lo que sucedía era que mientras Galuccio se esforzaba por derramar optimismo, otros sucesos tironeaban en dirección opuesta. Por ejemplo, Panamerican Energy anunciaba la suspensión de sus planes de perforación en el yacimiento petrolero Cerro Dragón, el más productivo del país. La petrolera quedó profundamente herida por un reciente conflicto gremial inusitadamente violento y por recibir por esto la amenaza de una sanción “máxima” por parte del gobierno de Chubut.