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Con reservas a la vista para varias décadas, no se produce un gramo de uranio.

  • lunes, 17 de enero de 2011
  • EnergíaDelSur
Con decenas de países incorporando o expandiendo la tecnología nuclear para la generación eléctrica, el uranio se convierte en un recurso cada vez más preciado, caro y sensitivo. Esta semana cotizaba en el mercado spot a unos 60 dólares la libra, luego de subir más de 10 dólares en 30 días, lo que habla de su volatilidad.
Argentina importa unas 120 toneladas de concentrado de uranio por año para alimentar a Atucha I y Embalse. Cuando entre en operaciones Atucha II, el consumo anual superará cómodamente las 200 toneladas, sin contar la carga inicial de esa central de 745 MW. Sin embargo, la necesidad de combustible nuclear volverá a dispararse si se cumple el capítulo del Plan Nuclear que prevé una cuarta central de 1500 MW, que debería entrar en servicio en 2016/2017.
Ante este escenario, varias empresas privadas y la propia Comisión Nacional de Energía Atómica están explorando frenéticamente en busca de yacimientos, en no menos de 45 áreas en varias provincias. El objetivo es “lograr abastecer a nuestras centrales nucleares, tanto las que están funcionando como las que puedan construirse”, según dijo en estos días el gerente de Geología de la CNEA, Roberto Bianchi, entusiasmado por la actividad que se registró en su área en 2010.

Bianchi dijo que Río Negro, Neuquén y San Juan eran otras provincias donde también se estaba buscando uranio.

Tal como suena, podría entenderse que el país recién se inicia en esta empresa de procurarse el estratégico mineral para su industria nuclear, cuando en realidad ya había empezado a explorar –con éxito- a mediados de la década del ’40.(1) Es decir, no solamente no es una actividad nueva, sino que ya había dado sobrados frutos: hasta 1999, se habían producido 2.425 toneladas de concentrado de uranio, de las cuales más de la mitad se extrajeron y procesaron en el complejo minero-fabril Sierra Pintada (Mendoza). (2)

Precisamente en Sierra Pintada, según información de la propia CNEA, hay entre 6.000 y 6.500 toneladas de reservas, suficientes para abastecer a las dos atuchas y Embalse durante toda su vida útil. Por otro lado, en Cerro Solo (Chubut), se estiman otras 5.000 toneladas, con las cuales se podrían abastecer dos centrales más. Sin embargo, la suma de 6.500 más 5.000, en este caso es igual a cero, porque en ninguna de las dos provincias la CNEA puede explotar un gramo de uranio, ya que tanto en Mendoza como en Chubut existen leyes ambientales provinciales que restringen tan drásticamente la actividad minera que en los hechos obligaron a la paralización de las actividades. En Mendoza, un reciente fallo judicial ratificó la prohibición de explotar Sierra Pintada hasta tanto no se resuelva la situación de pasivos ambientales producidos durante su anterior actividad.

Sierra Pintada produjo sus últimas 4 toneladas en 1999. Aún así, es el único complejo minero-fabril que sobrevive, de los seis que funcionaron en su momento en Salta, Chubut, Mendoza, Córdoba, San Luis y La Rioja. Religiosamente, toda la plantilla de Sierra Pintada recorre diariamente los 30 kilómetros entre San Rafael y el complejo para presentarse en sus puestos. Cumplen muchas tareas, pero no pueden extraer un gramo de uranio.

Paradójicamente, un país que domina todo el ciclo nuclear no puede abastecerse del uranio que tiene casi en abundancia.

En términos energéticos (no económicos), según el Balance Energético Nacional, la importación de uranio en 2008 fue el equivalente a 2.062.000 toneladas de petróleo, lo que representó el 47,8% del total de importaciones de energía primaria de ese año, casi duplicando tanto a las importaciones de gas natural (1.121.000 TEP), como de carbón mineral (1.122.000 TEP).

En 2009, el sector nuclear aportó el 6,8% de la generación eléctrica. Con Atucha II esta participación aumentará. Muchos analistas consideran que, en Argentina, la opción nuclear es la que puede dar una mejor respuesta a las necesidades de incrementar la producción de energía eléctrica en plazos relativamente cortos en tanto la opción térmica (gas, fuel oil, carbón) dependerá en forma creciente de la importación, de no revertirse la declinación de la producción local.


(1) Las tareas de prospección y exploración se iniciaron en la República Argentina en los albores
de la era nuclear, a sólo seis años del descubrimiento de la fisión nuclear, por Otto Hahn, Lise
Meitner y Fritz Strassman, en Alemania. (Plaza, H. C – “La Industria del Uranio en Argentina” publicado en Seguridad Radiológica, no. 22, p. 16-21, 2003).
(2) A finales de la década del ´70, las reservas de uranio representaban el 28% del total de reservas de energía primaria del país.
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