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Fracking: tan pernicioso como atentar contra el medio ambiente es difundir ignorancia

  • domingo, 30 de septiembre de 2012
  • EnergíaDelSur

En la edición de La Nación (Argentina) del 22 de setiembre, se publica una nota titulada “El lado oculto de la explotación petrolera no tradicional”, firmada por el Sr. Rodrigo Herrera Vargas, de la firma Sustentator.com, dedicada a comercializar productos ecológicos, según se expone en su website.
El artículo está dirigido a cuestionar la técnica de “hydraulic fracturing” (o “fracking”) en las explotaciones de yacimientos no convencionales de gas y petróleo, una cuestión que ocupa a organismos públicos, empresas productoras, universidades y otros sectores legítimamente interesados en la protección ambiental.

Los recursos “no convencionales” (para denominarlos de una manera simple aunque no totalmente correcta) se consideran muy abundantes y ampliamente esparcidos en el planeta, siendo Argentina tercera a nivel mundial, según un informe global difundido a mediados de 2011 por el Departamento de Energía de USA. La Cuenca Neuquina y la formación Vaca Muerta representan aproximadamente el 70% del potencial nacional.

Es absolutamente normal y necesario que la sociedad, a través de sus instituciones gubernamentales, académicas, ONG´s y demás, se enfoquen en todos los aspectos de la explotación de estos recursos, especialmente en los ambientales, porque eso es lo que se ha venido haciendo con la industria petrolera desde sus inicios. Pero también es absolutamente necesario que esta cuestión sea tratada con responsabilidad y honestidad intelectual, porque tan pernicioso como dañar el medio ambiente, es difundir ignorancia.

Lamentablemente, la nota no tiene conocimiento técnico ni honestidad intelectual, ya que se presenta como una “investigación” lo que no es más que una recopilación liviana de artículos de Internet absolutamente sesgados y mal informados.

Me limitaré por ello a reproducir algunos conceptos y afirmaciones del artículo del Sr. Herrera Vargas, con el confeso objetivo de sumar algún tipo de “segunda opinión”, si se me permite:

  • “De hecho, el pasado miércoles 29 de agosto Yoko Ono y su hijo, Sean Lennon, lanzaron una campaña en New York en contra del fracking, denominada Artistas contra el Fracking, cuya lucha lleva el apoyo de otros famosos”. Este es el primer argumento que expone el Sr. Herrera Vargas luego de su investigación. Como si “de hecho”, para él todas las argumentaciones en contra del “fracking” quedaran automáticamente legitimadas por la campaña de Yoko Ono y su hijo.
  • “La polémica en torno al fracking responde a dos motivos principales. Por un lado, la técnica invasiva con la que se busca extraer y explotar un recurso, en lugar de respetar la naturaleza…”.  Todas las explotaciones petroleras y mineras, utilizan “técnicas invasivas”. Nuestra civilización, aunque vive en la biosfera,  se basa en la explotación necesariamente invasiva de la litosfera (los recursos minerales superficiales o subterráneos).
  • “…Por otro, la contaminación del agua que genera (el fracking), ya que la combinación de arena y compuestos químicos que se inyecta amenaza con distribuirse hacia otros estratos donde fluyen corrientes de agua destinada a la potabilización y posterior consumo humano” .  El entubamiento y cementación de los pozos a medida que se perforan, para evitar la fuga de agua de una formación a otra, tiene casi 100 años de uso en la industria. Todos los pozos se realizan de esta manera.  Por supuesto que pueden ocurrir accidentes o hasta mala praxis en algún caso, pero ésa es otra cuestión. En USA se  han practicado más de un millón de pozos de gas y petróleo y, sólo en el estado de Pennsylvania, más de 350.000. Hay mucho conocimiento acumulado de cómo se realiza un pozo sin que los líquidos de perforación escapen de un estrato a otro y muchísima regulación vigente, así como organismos de control.
  • Siguiendo con su “investigación”, el autor de la nota cita el documental cinematográfico Gasland, donde su director Josh Fox investigó áreas residenciales de Pennsylvania, Nueva York, Ohio y Texas en las que se habían iniciado prácticas de fracking para la obtención de shale gas.  “¿Qué halló? -dice la nota- ciudadanos con enfermedades, agua contaminada e imposible de digerir, e incluso una muestra audiovisual de los efectos que dicha explotación genera en el agua cotidiana -esta imagen puede apreciarse en el tráiler- en la que al colocar un encendedor debajo de la canilla abierta genera una llama”. Esto es absolutamente irresponsable: se dice que lo que no detectaron los organismos de salud, medio ambiente, etc. de Pennsylvania (excepto que estén embarcados en un plan de exterminio de sus conciudadanos) lo descubrió el director de cine en su recorrida por el lugar. (Por otro lado, el citado documental fue absolutamente descalificado por la comunidad científica por sus errores, tendenciosidad, tergiversación de la realidad y ocultamiento sistemática de información).
  • Otros aspectos “negativos” de las explotaciones de shales son identificadas por el autor: el tamaño de los equipos de fracking, que ocupa un espacio de superficie mayor “llegando a eliminar especies vegetales y provocando la emigración involuntaria de animales”, así como “el  notable incremento de camiones en el área de explotación aumenta la emisión de dióxido de carbono”. El equipamiento para las tareas de fractura (que se realiza a alta presión) es voluminoso, pero no queda en forma permanente. Las aves que se van durante los trabajos -si es que lo hacen y por lo que preocupa al autor- vuelven. Algo que no ocurre en los grandes parques eólicos, por ejemplo, donde la contaminación sonora es permanente.
  • El artículo hilvana luego una serie increíble de incorrecciones elementales, en particular cuando incursiona en cuestiones geológicas. Dice, por ejemplo, que el shale gas “también denominado gas de esquisto, se destaca por su ubicación en las capas subterráneas de la tierra, principalmente en las llamadas roca-madre o roca-fuente, cuya formación responde a los propios movimientos de las capas terrestres durante miles de años” (sic). Y agrega que “se lo considera un tipo de gas no convencional por su falta de permeabilidad y su ubicación, ya que implica implementar tecnología para su detección y posterior extracción. Por este motivo suele adoptarse el fracking como técnica para su obtención”. Sinceramente, en esta serie de “explicaciones” que el autor da sobre el shale gas, solamente puedo entender una: que se encuentra debajo de la tierra. Por lo demás, nadie –excepto el autor, evidentemente- considera que el gas sea no convencional “por su falta de permeabilidad”. El gas es siempre el mismo, lo que puede tener poca permeabilidad es la roca en la que se encuentra.

Ya en las partes finales de su ilustrativo artículo, el Sr. Herrera Vargas expresa su “sorpresa” por las expectativas optimistas que sustenta nuestro país en relación con el desarrollo de estos recursos, se pregunta sobre los efectos ambientales e insta a promover el uso de “verdaderas energías renovables y proteger nuestros recursos naturales”, un concepto sobre el que nadie podría disentir. Pero lo que necesitamos es analizar este tema desde la racionalidad y no desde la ignorancia y la demagogia, porque hay casi 2.000 millones de personas en el planeta que hoy no tienen acceso a la energía comercial, entre otros motivos, por el encarecimiento de los hidrocarburos, que a medida que disminuyen se destinan a los sectores más pudientes, marginándose a una amplia franja de la población, que sin otras opciones no tiene más que depredar los recursos naturales. La sociedad industrial que hemos creado  dependerá, aún en  el mejor escenario de transición hacia nuevas fuentes, por lo menos durante un siglo más.

Y en el caso de Argentina, estos recursos no solamente pueden contribuir a recuperar nuestra independencia energética, sino a la creación de miles de puestos de trabajo.
El Sr. Herrera Vargas expone una estadística que sólo a él podría sorprenderlo negativamente. “Según un estudio de la Universidad de Texas –cita-, sólo el 32% de las 2.400 personas consultadas está familiarizada con el concepto de fracking; el 28% restante no tiene ese tipo de contacto y el 35% nunca escuchó sobre el tema”. Para él es muy malo, pero que más de tres personas de cada 10 estén familiarizadas con una técnica tan específica como el fracking, es realmente notable. Es como si el 30% del público argentino supiera explicar cómo funciona el agua pesada dentro de un reactor nuclear.
Finalmente, recuerda que el Departamento de Conservación del Medio Ambiente del estado de Nueva York se apresta a emitir un informe sobre el uso del fracking, que el organismo ambiental viene desarrollando “desde hace cuatro años” (bastante más de lo que le demandó al cineasta de Gasland su informe contra el fracking y por añadidura de los recursos no convencionales). Obviamente nadie conoce aún los alcances ni el resultado del estudio, pero eso no detiene a quienes ya han tomado posición, ya sea por convencimiento genuino y de buena fe, mala información, ignorancia, interés comercial o enseñanza de Yoko Ono y su hijo John.

Se dice que en la Buenos Aires de la época de la fiebre amarilla, había un gaucho cuya triste labor era recoger en su carro los cadáveres de las víctimas y llevarlos a un lugar donde se los incineraba. El miedo al contagio hacía que muchos médicos “certificaran” el deceso de un enfermo desde cierta distancia. En una ocasión, mientras nuestro hombre transitaba con su carro lleno de cuerpos, uno de los supuestos cadáveres comenzó a incorporarse. Cuando lo vio, el carrero lo puso horizontal nuevamente de un talerazo en la cabeza y le dijo “…mirá si vos vas a saber más que el médico…”.

fuente: Miguel A. Toledo || EDS
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