El gobierno salió a marcar territorio en YPF, ante la perspectiva de que el avance de la estatal mexicana Pemex en Repsol derive en un cambio de rumbo para la compañía, principal productora de hidrocarburos en nuestro país.
Al confirmarse la compra adicional del 4,62% de las acciones españolas por parte del gigante azteca, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, se apuró a exigir la convocatoria de una reunión extraordinaria del directorio.
El encuentro será convocado formalmente durante los próximos días, pero, de momento, sin fecha precisa porque aún deben compatibilizarse las agendas de sus integrantes.
La cumbre fue solicitada por el influyente subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del ministerio de Planificación Federal, Roberto Baratta, que, desde dos semanas atrás, representa al Estado en la conducción de YPF, donde Repsol tiene el 57,43% de las acciones.
Con la movida del viernes, Pemex (Petróleos Mexicanos) y la española SACYR Vallehermoso --que, previamente, habían sellado un acuerdo para sindicar sus derechos de voto-- alcanzaron una participación conjunta del 29,8% en Repsol.
Ante el nuevo escenario, el gobierno argentino teme que la alianza derive en cambios para Repsol y, por ende, afecten los planes de inversión o producción de YPF.
Al pedir la reunión de directorio, se recordó que el Estado, además de tener facultades de control en las proveedoras de energía, posee una "acción de oro". Desde la privatización (1999), a través del ministerio de Economía, es titular de apenas mil de los 393,3 millones de títulos bursátiles, pero tiene derecho a participar de las decisiones del directorio y poder de veto.
"Al gobierno no le molesta que YPF esté en manos privadas, un tipo de administración que hasta puede ser positivo, según cómo se lo maneje", aclaró De Vido.
El máximo responsable de las áreas ejecutivas es Sebastián Eskenazi, hijo de Enrique Eskenazi, un empresario de estrechos vínculos con la Casa Rosada y cabeza del grupo Petersen, titular del 25,462% de la productora de hidrocarburos.
Como en varios aspectos YPF es la mayor empresa de la Argentina, se explica su importancia estratégica para la Casa Rosada:
* Principal inversor en el país.
* Primer contribuyente al fisco.
* Mayor productor de hidrocarburos.
* Segundo mayor exportador.
* Uno de los principales empleadores (30.000 trabajadores).
Su importancia es, además, central para un país con creciente demanda de energía por la expansión económica, que halla su límite en una declinante producción de petróleo y gas natural, con reservas cada vez menores.
En ese contexto, YPF lanzó un amplio programa de desarrollo exploratorio y productivo para el período 2010-2014, con el acento en la incorporación de nuevas reservas y la búsqueda de recursos costas afuera.
Hasta ahora, los hallazgos de mayor trascendencia son los de gas y petróleo no convencionales, recursos que demandarán millonarias inversiones para su extracción.
En cuanto al balance, durante el semestre enero-junio, YPF registró una ganancia neta de 651 millones de dólares (-13,6% menos que en igual período del año pasado).
Al confirmarse la compra adicional del 4,62% de las acciones españolas por parte del gigante azteca, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, se apuró a exigir la convocatoria de una reunión extraordinaria del directorio.
El encuentro será convocado formalmente durante los próximos días, pero, de momento, sin fecha precisa porque aún deben compatibilizarse las agendas de sus integrantes.
La cumbre fue solicitada por el influyente subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del ministerio de Planificación Federal, Roberto Baratta, que, desde dos semanas atrás, representa al Estado en la conducción de YPF, donde Repsol tiene el 57,43% de las acciones.
Con la movida del viernes, Pemex (Petróleos Mexicanos) y la española SACYR Vallehermoso --que, previamente, habían sellado un acuerdo para sindicar sus derechos de voto-- alcanzaron una participación conjunta del 29,8% en Repsol.
Ante el nuevo escenario, el gobierno argentino teme que la alianza derive en cambios para Repsol y, por ende, afecten los planes de inversión o producción de YPF.
Al pedir la reunión de directorio, se recordó que el Estado, además de tener facultades de control en las proveedoras de energía, posee una "acción de oro". Desde la privatización (1999), a través del ministerio de Economía, es titular de apenas mil de los 393,3 millones de títulos bursátiles, pero tiene derecho a participar de las decisiones del directorio y poder de veto.
"Al gobierno no le molesta que YPF esté en manos privadas, un tipo de administración que hasta puede ser positivo, según cómo se lo maneje", aclaró De Vido.
El máximo responsable de las áreas ejecutivas es Sebastián Eskenazi, hijo de Enrique Eskenazi, un empresario de estrechos vínculos con la Casa Rosada y cabeza del grupo Petersen, titular del 25,462% de la productora de hidrocarburos.
Como en varios aspectos YPF es la mayor empresa de la Argentina, se explica su importancia estratégica para la Casa Rosada:
* Principal inversor en el país.
* Primer contribuyente al fisco.
* Mayor productor de hidrocarburos.
* Segundo mayor exportador.
* Uno de los principales empleadores (30.000 trabajadores).
Su importancia es, además, central para un país con creciente demanda de energía por la expansión económica, que halla su límite en una declinante producción de petróleo y gas natural, con reservas cada vez menores.
En ese contexto, YPF lanzó un amplio programa de desarrollo exploratorio y productivo para el período 2010-2014, con el acento en la incorporación de nuevas reservas y la búsqueda de recursos costas afuera.
Hasta ahora, los hallazgos de mayor trascendencia son los de gas y petróleo no convencionales, recursos que demandarán millonarias inversiones para su extracción.
En cuanto al balance, durante el semestre enero-junio, YPF registró una ganancia neta de 651 millones de dólares (-13,6% menos que en igual período del año pasado).