Tras casi un cuarto de siglo con números positivos, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner va camino a cerrar 2011 con un déficit comercial energético del orden de los 3.000 millones de dólares.
Según Clarín, lejos de mejorar las proyecciones para 2012 indican que el sector energético impactará cada vez más en el resultado de las cuentas públicas con un rojo que superaría los u$s 5.000 millones.
Hace apenas cinco años, la situación había sido diametralmente opuesta: en 2006, el sector le aportó a la economía y a las reservas del país un superávit comercial positivo de u$s 5.600 millones. Las políticas aplicadas por la administración kirchnerista a partir de 2003 llevaron a la pérdida del autoabastecimiento energético y a una creciente dependencia de las importaciones de gas, fuel oil, gasoil, naftas, lubricantes y energía eléctrica para poder atender la demanda local.
El incremento del consumo interno que se produjo por el crecimiento económico de los últimos años no fue acompañado por una mayor producción de petróleo y gas. Para corregir esa falla del “modelo” que las autoridades se niegan a reconocer, se echó mano a las importaciones de combustibles que no han parado de subir.
De haber totalizado sólo u$s 548 millones en 2003, las compras externas totales del sector energético treparon un 710% y llegaron en 2010 a u$s 4.448 millones. Para este año, los números que manejan los técnicos oficiales y los especialistas privados indican que las importaciones energéticas alcanzarán un total de u$s 7.500 millones, marcando una suba de un 68% con respecto a 2010.